Las palabras actitud y aptitud se parecen mucho tanto de forma fonética, como de forma escrita, lo cual tiende a generar confusiones entre ellas. Aunque son parecidas, y complementarias, significan cosas muy diferentes. En este artículo te enseñaremos a diferenciarlas desde la parte de su significado, pero también te mostraremos sus usos para que no te equivoques al utilizarlas en tus textos.
Cuando hablamos de actitud, casi siempre nos referimos a la predisposición que tiene una persona para hacer algo. Esto es correcto, aunque también tiene otros significados, pues también hablamos de la actitud de una persona frente a los hechos que vive o ha vivido en su vida.
Según la Real Academia Española (RAE), la actitud tiene dos definiciones:
Vemos que cuando hablamos de actitud estamos hablando de un aspecto de la personalidad de una persona y de la tendencia que tiene a actuar frente a diferentes situaciones de su vida personal, laboral, familiar, social, entre otros.
Cuando nos referimos a la aptitud de una persona nos estamos refiriendo a su capacidad para realizar diversas tareas, lo que implica habilidades y destrezas. Según la RAE, la aptitud tiene una connotación positiva al permitir que una tarea se realice de manera efectiva. Veamos dichas definiciones:
Aunque la aptitud está ligada a entrenamientos y experiencia para poder realizar dichas tareas, también va de la mano de un aspecto natural. Hay personas que desde pequeñas son buenas para dibujar, por lo que nacen con la aptitud para hacerlo bien.
La mejor forma para diferenciar y saber cuándo debemos hablar de actitud y de aptitud es pensar en qué queremos destacar de una persona. Si queremos hablar de que siempre está alegre y dispuesto a ayudar, estaremos destacando su actitud. Por su parte, si vamos a decir que es muy bueno utilizando Excel, hablamos de su aptitud.
Aunque son palabras diferentes y que significan cosas diferentes, vemos que van muy de la mano. En el mundo laboral, los departamentos de Recursos Humanos valoran que las personas sepan realizar su trabajo (aptitud), pero también que tengan reacciones positivas frente a los contextos a los que se puede enfrentar en su cargo.
¿Por qué pasa esto? Porque es evidente que saber y hacer bien las cosas es importante, pero también lo es tener una actitud positiva frente a un equipo de trabajo; o frente a situaciones difíciles que un profesional se enfrenta todos los días.